Con el ritmo vertiginoso del día a día, muchos deseamos un momento de desconexión. ¿Sabéis cómo empezamos nosotros cada día? Con una rutina de relajación y oración. Desde siempre hemos intentado que nuestra oración no fuese un simple recitar de memoria las oraciones que se aprenden desde pequeños.
Tenemos la firme creencia de que no hay mejor manera de empezar el día que poniéndonos en presencia de Dios. Para orar es necesario alejarnos de todo aquello que nos impide ser conscientes del momento que estamos viviendo: debemos conectar con nosotros mismos, con nuestros sentimientos más profundos, alejarnos de preocupaciones y pensamientos banales para, solo así, ser capaces de establecer un diálogo con Dios. Desde nuestro ser profundo, desde lo que verdaderamente somos, nos relacionamos con Dios.
Todos los centros Consolación trabajamos coordinadamente la pastoral escolar. También este momento de la oración de la mañana. Este curso, hemos introducido la oración mediante un Genially, donde mes a mes se nos guía en este proceso que consta de tres pasos. En un primer momento, se dedica un tiempo a la relajación y la conexión con uno mismo, se nos invita a parar, a tomar conciencia de nuestras propias emociones y alejarnos de todo aquello que nos distrae. En un segundo momento, se nos presenta un pasaje del Evangelio o algún hecho concreto de personas que tuvieron una fuerte experiencia de Dios, como Sta. M.ª Rosa Molas, M.ª Teresa González Justo… para que sirva de introducción al tercer momento de oración y compromiso personal.
Con todo ello pretendemos crear en nuestros alumnos y en nosotros mismos la necesidad de estar conectados con uno mismo y buscar el encuentro con Dios, completando con esto su formación con una dimensión espiritual que les ayudará, sin ninguna duda, a recorrer todos los caminos por los que les llevará la vida.